Víctor Humareda Gallegos, nació en la ciudad de Lampa
el 6 de marzo de 1920, hijo de Emilio Humareda Caballero y Eudocia Gallegos
Andia, empezó a dibujar con lápices de colores a muy temprana edad, iniciándose
copiando la “Escuela de Atenas” de Rafael.
Su pasión por la belleza se refleja en este
relato...en que jugando un partido de fútbol representando a Lampa, él había
logrado driblear a tres jugadores y sin darse cuenta estaba solo frente al
arquero del equipo rival, como se puede imaginar, marcar el gol era inevitable
para nuestro joven artista pues en sus pies estaba la gloria de su equipo y de
su tierra, pero el mismo en el lugar se quedó paralizado con los ojos fijos en
el horizonte. ¿Qué había distraído a nuestro artista? El joven tan solo había
quedado extasiado en ese mismo momento con la puesta del Sol sin importarle
nada.
A partir de ello, el mismo Humareda señala que se
sintió empujado a buscar el color, descubrir los contrastes las tonalidades de
la naturaleza; los ocres. A los 18 años viaja a Lima para estudiar en la
Escuela de Bellas Artes, ingresando a la misma en 1938, pero por múltiples
problemas económicos se retira para continuar nuevamente desde 1941 a 1947;
culminando sus estudio es becado a la Argentina a la que viajó en 1950; de paso
por Lampa se le encarga pintar la Calle Pardo frente a la casona Macedo, obra
que hoy se exhibe en la Dirección de la Escuela Nro. 871. Ya en Buenos Aires,
ingresa a la Escuela “Ernesto de la Carcova”, ya allí se familiariza con los
arlequines, escenas bohemias y circenses; vuelve a Lima en 1952 y en 1954 ocupa
la tan conocida habitación 283 del Hotel Lima, en la Parada, la zona más
peligrosa de la capital, pero su arte le daba un salvoconducto para transitar
ileso por aquel lugar, donde de morador de La Parada y merodeador de mujeres
bellas, muchos sin conocerlo decían que era un borracho perdido, transitaba
solitario impenitente, que se pasaba la vida en bares de baja estofa.
Lo cierto es que el pintor de Lampa era abstemio por
elección y marginal por vocación. Su mundo estaba poblado de arlequines,
quijotes y seres olvidados por Dios y por los hombres, amaba a Marilyn, a
Toulouse Lautrec, a Goya, a los toros y a Beethoven, de afuera parecía un
sujeto estrafalario y medio chiflado, los que lo conocieron desde dentro sabían
que cultivaba la pose y el gesto sólo para defenderse. Gustó de representar en
sus cuadros, arlequines, multitudes en procesiones, mítines y rincones de Lima,
expresado con color y fuerza, él es otro de los importantes expresionistas de
nuestro horizonte artístico. Entre sus obras tenemos Silencio en la noche y
Quinta Heeren de noche.
También tenemos carboncillos como Abogados y reos,
Arlequín acusado, tribunal correccional, La Santa Inquisición y La muerte de
Danton. En setiembre de 1966 viaja a Paris, feliz como un niño se embarcó rumbo
a la ciudad de la luz, una vez allí, se le fue la ilusión y con tristeza
dolorosa pidió regresar a Lima; en 1970 muere su madre y a ella le dedica un
cuadro con un profundo mensaje de dolor y soledad. Lentamente avanza en su
cuerpo el cáncer a la laringe y es operado en 1983, y sigue pintando ahora con
mascarilla en la boca para que las resinas y químicos de la pintura no lo dañen
más. En 1984 el Municipio de Lima, siendo alcalde Alfonso Barrantes Lingán, le otorga
la Medalla Cívica de la Ciudad, y ese mismo año se le extirpa la laringe y
pierde totalmente la voz, por lo que las libretas se convirtieron en
depositarias de su discreta ironía, de sus conversaciones con María Antonieta,
de su aguda opinión sobre el mundo que lo rodeaba, de su búsqueda obsesiva del
color, de su persistencia en un oficio que fue el eje de su vida, de su
insubordinadle vocación por la justicia; el dolor causado por el tratamiento
con cobalto, es representado en un dibujo titulado “Inquisición en que
simboliza” al médico como torturador y a nuestro artista como torturado, muy
avanzada su enfermedad sufre un derrame nasal y es hospitalizado gravemente, en
la madrugada del 21 de noviembre en 1986, fallece en el Hospital de
Enfermedades Neoplásicas, al día siguiente es enterrado en el Cementerio
Presbítero Maestro en el cuartel Desiderio nicho 47-D, lugar donde puede
visitarse al maestro, hay quienes dicen que en los alrededores del cuartel San
Desiderio del Presbítero Maestro, una silueta de hombre con sombrero de copa
baila boleros y tangos.

(*) Poeta - Antropólogo.



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